La hostilidad a personas con orientación sexual distinta a la heterosexual no cesa. Los homosexuales somos atacados, también, por quienes no tienen vergüenza: vagos y delincuentes. La policía es cómplice de vejaciones. Basta ya con las agresiones.
Débilmente manejamos la palabra respeto como si fuera un objeto que podemos utilizar o no. El respeto es un derecho y obligación de todos los ciudadanos, de México y de todo el planeta.Las hostilidades hacía homosexuales es evidente día con día.