El primer paso es reconocerse claramente como homosexual ante uno mismo. Parece sencillo saber lo que uno es y desea, pero también es común atravesar una época durante la adolescencia en la que estos sentimientos están muy confusos.
Incluso las prácticas sexuales pueden darse con el mismo sexo y no tiene por qué significar que más adelante se vayan a continuar, no porque uno se las prohíba a sí mismo/a, sino porque simplemente se llega a la convicción de que se prefieren las relaciones heterosexuales. Si este no es el caso y el deseo por la gente del mismo sexo permanece o, a lo largo del tiempo, alguien se reconoce como homosexual, tarde o temprano surgirá la necesidad de evitar el ocultarlo y llevar una vida en completa libertad. Cuando una persona se reconoce a sí misma como homosexual pero no quiere dar muestras externas de ello, vive una doble vida en la que sus sentimientos internos entran en contradicción con los que expresa hacia el exterior o, simplemente, se sume en un silencio expresivo.
El compartir y ver reconocidos los propios valores, sentimientos, deseos..., es una necesidad fundamental para cualquier ser humano. Esta carencia, la censura de la expresión, supone una cárcel emocional que implica un gran malestar, puede llevar al retraimiento, a la tristeza e incluso a la depresión. La válvula de escape de esta doble vida interior suele ser la doble vida exterior, es decir, actuar como uno mismo en determinadas ocasiones y seguir con la representación del papel de toda la vida en otras.
Necesito hablar con alguien como yo
El siguiente paso que suele darse es el entablar contacto con personas que se encuentren en la misma situación. Todo el mundo normal tiene necesidades sexuales, pero éstas son más fáciles de satisfacer en el caso de ser heterosexual en el sentido de la oportunidad. Mientras que una persona heterosexual sabe que puede, potencialmente, contactar sexualmente con alguien en casi todos los lugares, no ocurre lo mismo en el caso homosexual. Actualmente, la tolerancia va aumentando y van apareciendo sitios de reconocido ambiente homosexual, zonas de referencia gay o lesbiana en la que la que la homosexualidad puede demostrarse abiertamente sin sufrir contrariedades, donde se puede encontrar a alguien para mantener una relación, del tipo que sea, también homosexual. Pero esto no es lo más frecuente y en la mayoría de las poblaciones pequeñas y no tan pequeñas, no existen este tipo de lugares de encuentro, por lo que al homosexual se le restringen las oportunidades de encontrar pareja y de compartir experiencias, ideas y sentimientos con personas que se encuentran en su misma situación.
El compartir y ver reconocidos los propios valores, sentimientos, deseos..., es una necesidad fundamental para cualquier ser humano. Esta carencia, la censura de la expresión, supone una cárcel emocional que implica un gran malestar, puede llevar al retraimiento, a la tristeza e incluso a la depresión. La válvula de escape de esta doble vida interior suele ser la doble vida exterior, es decir, actuar como uno mismo en determinadas ocasiones y seguir con la representación del papel de toda la vida en otras.
Necesito hablar con alguien como yo
El siguiente paso que suele darse es el entablar contacto con personas que se encuentren en la misma situación. Todo el mundo normal tiene necesidades sexuales, pero éstas son más fáciles de satisfacer en el caso de ser heterosexual en el sentido de la oportunidad. Mientras que una persona heterosexual sabe que puede, potencialmente, contactar sexualmente con alguien en casi todos los lugares, no ocurre lo mismo en el caso homosexual. Actualmente, la tolerancia va aumentando y van apareciendo sitios de reconocido ambiente homosexual, zonas de referencia gay o lesbiana en la que la que la homosexualidad puede demostrarse abiertamente sin sufrir contrariedades, donde se puede encontrar a alguien para mantener una relación, del tipo que sea, también homosexual. Pero esto no es lo más frecuente y en la mayoría de las poblaciones pequeñas y no tan pequeñas, no existen este tipo de lugares de encuentro, por lo que al homosexual se le restringen las oportunidades de encontrar pareja y de compartir experiencias, ideas y sentimientos con personas que se encuentran en su misma situación.